La psicología biodinámica es la rama de la psicología desarrollada por la psicóloga clínica Gerda Boyesen (1922-2005). Su singular descubrimiento (al que llamó el «gran secreto» de la liberación vegetativa) reside en que podemos disolver el impacto del estrés y el nerviosismo, y resolver cualquier conflicto emocional relacionado, a menudo sin psicoterapia ni análisis.

Tras algunos años, descubrió que este mecanismo de curación residía en el intestino o tracto gastrointestinal. Descubrió que el intestino tiene una función adicional, no solo para digerir los alimentos, sino también el estrés, las experiencias vitales y los eventos emocionales y psicológicos.

Gerda Boyesen denominó esta función «psicoperistalsis». Este término se eligió para indicar los aspectos psicodinámicos de la onda peristáltica y reconocer los componentes neurológicos, psicológicos y emocionales del proceso digestivo.

A lo largo de 50 años se ha desarrollado una amplia gama de métodos biodinámicos, todos ellos diseñados para optimizar la función de la psicoperistaltismo y restaurar el flujo espontáneo de energía vital entre la mente y el cuerpo. (bio significa vida, dinámico significa movimiento).

A medida que la energía vital se libera en una persona, puede generar una sensación de conexión y bienestar, aliviando simultáneamente el dolor y los síntomas. Esta experiencia aporta vigor y vitalidad, lo que permite seguir adelante con renovada confianza y fuerza.

Cuando los conflictos permanecen sin resolver, la psicoterapia biodinámica puede ayudar a aclarar y elaborar todo el material inconsciente.

Las represiones se mantienen mediante la tensión muscular («blindaje»), lo que a su vez inhibe el diafragma y la función respiratoria, provocando una respiración superficial. El psicoterapeuta biodinámico incorpora diversos métodos, como el masaje y el trabajo corporal biodinámicos, la vegetoterapia, el drenaje profundo y el trabajo con el biocampo para liberar sistemáticamente la tensión muscular y restaurar la respiración plena.

Este enfoque integral y holístico libera el material reprimido de forma segura. Ayudamos al paciente a completar ciclos emocionales y a resolver, de una vez por todas, cualquier conflicto interno restante.

EXTRACTO DE “LA TEORÍA BIODINÁMICA DE LA NEUROSIS”

“A través de mi investigación y experiencia clínica, sin querer relacioné la armadura visceral con el canal alimentario y llegué a considerarlo como  el conductor  de las energías instintivas y emocionales, así como el mecanismo de disolución para la regulación y descarga de la tensión nerviosa.

Considerando que el tubo digestivo pertenece a la capa embriológica más primitiva, no me pareció descabellado considerar las energías e impulsos instintivos y primitivos que se transmiten a través de él. Debo confesar que al principio me resistía bastante a considerar esta consideración teórica.

Pero como mi experiencia clínica con pacientes, así como mi propio proceso terapéutico, apuntaban consistentemente a las reacciones vitales del canal alimentario, comencé a mirar la psicodinámica más desde un punto de vista biológico y desde el ángulo de la evolución”.

por  Gerda Boyesen

EXTRACTO DE “LOS TRES HUECOS”

El concepto de los tres huecos nos ayuda a comprender y trabajar con mayor eficiencia a) con la energía emocional inconsciente y reprimida, y b) hacia la integración cerebral y la limpieza de cualquier trauma emocional particular. Con el concepto de los tres huecos me refiero a los tres grandes y principales huecos del organismo: el hueco ventral, el hueco torácico y el hueco cefálico. Los tres contienen órganos, nervios y vasos sanguíneos.

En mi opinión, la energía emocional se almacena básicamente en el hueso pélvico, donde se encuentra neutralizada y estática. Al activarse, empieza a ascender hacia la cabeza, la boca y el cerebro. Esta energía emocional se dinamiza en cuanto entra en lo que llamo el primer hueco (ventral).

Cuando estos tejidos se activan, también se activan las respuestas vegetativas generales relacionadas con los afectos reprimidos. En esta etapa, el paciente solo siente tensión, y quizás algo de dolor, en la cavidad ventral; pero generalmente desconoce el contenido oculto tras esta tensión. En otras palabras, las emociones se despiertan momentáneamente de forma tan cruda que aún no pueden integrarse.

Cuando la emoción penetra en el hueco del pecho, el paciente siente la calidad emocional de lo que se está acumulando en él: ya sea miedo, rabia, depresión, etc. En esta etapa, inmediatamente se nota que el rostro y la respiración del paciente cambian, volviéndose claramente muy emocionales.

Freud solía decir que la ansiedad es la forma que adoptan las emociones cuando se reprimen en el inconsciente. Esta sensación suele sentirse en el pecho, asociada a alteraciones de la respiración o del ritmo cardíaco, como en las neurosis de ansiedad. Los pacientes suelen tener dificultades para gestionar estas manifestaciones afectivas y son víctimas de sus propios miedos, emociones y fuertes reacciones vegetativas.

La medicación puede ayudar a dominar estos sentimientos; pero en la terapia biodinámica, se intentará principalmente que los sentimientos lleguen al interior de la mente, para que puedan expresarse activamente e integrarse mediante procedimientos conscientes. Así, los afectos reprimidos durante más de treinta años podrán finalmente seguir el camino que siempre estuvieron destinados a seguir.

Hay que tener en cuenta varias dificultades al abordar la última etapa que lleva las emociones a su plenitud. Entre el pecho y la cabeza, las emociones deben atravesar una puerta estrecha: el cuello. Todo el proceso que lleva las emociones a su plenitud puede atascarse allí.

Me gusta comparar el cuerpo en este momento dinámico con una botella de champán, donde la garganta es el cuello de la botella. A veces, el terapeuta no solo debe ayudar a descorchar la botella, sino también considerar diversas maneras en que esto podría suceder. Integrar un evento emocional en el pensamiento consciente y la conducta expresada es un aspecto importante.

por  Gerda Boyesen